viernes, julio 2

#8 Sonrisa Post-Barrick

He escrito posts sobre qué nos hace sonreír, cómo sonreír y cuándo sonreír, pero ésta será la primera vez (y muy probablemente no la única) en la que escriba sobre cómo y por qué sonreír ante situaciones injustas. En República Dominicana tenemos un fuerte problema: la corrupción (¡Wow! Qué novedad, paren la prensa...) y aunque creo fielmente que con una sonrisa se puede todo y expresamos todo, también entiendo que existen momentos en que la sonrisa se guarda para el final. Y hay un caso, una guerra que estamos viviendo ahora (no, no es Irak, eso es noticia vieja), yo le llamo: Pueblo vs. Barrick Gold. No es el mejor de los nombres, pero tiene sentimiento.

A mí me interesa el medio ambiente, sin embargo desde sus inicios todo el acontecimiento de la Barrick Gold y las protestas parecían más una moda que una causa, por ende, no le hice mucho caso al asunto. Me gustan las buenas causas y definitivamente mi visión de lo que creía que era el problema con la Barrick Gold ha cambiado, encontré que las personas no se involucraban porque fuera “cool”, sino porque en realidad hay un problema. Nunca he sido de protestar, soy bastante pacífica y vivía en la conformidad hasta que me di cuenta de que me quejaba mucho y hacía poco... e hice el blog.

Viendo el cortometraje "Espejitos por Oro" sucedió algo maravilloso: me reí muchísimo con la aparición de Carlos Sánchez, la verdad es que no me había reído tanto del Parque Verde hasta que escuché lo que él dijo. Pero también ocurrió otra cosa genial: noté que me importa que los poderosos crean que sí pueden hacer lo que quieran sin que nadie se inmute (otra novedad... quién lo diría). Y me molestó más aún que lo hacen a expensas de otras personas que no pueden hacer nada porque no tienen los bolsillos suficientemente llenos. Como dije, dejé de ser conformista desde que creé el blog, así pues no soy de esos conformistas a los que José María Cabral logró levantar con su cortometraje. No obstante él sí logró que me interesara por el tema. Él no es un dios, no es un genio ni tampoco es Carlos Sánchez (aunque sí lo conoce), pero él sí es una persona que decidió hacer algo distinto para mostrar un problema obvio, pero que se había ido olvidando (estamos muy ocupados buscando a Sobeida para ganarnos ese millón de pesos). 

Según sé hace un tiempo un grupo de ciudadanos derrotó la decisión del presidente y de otros personajes de dinero (no digo poderosos, porque todos tenemos poder, sólo que unos tienen el poder en sus cuentas bancarias y otros lo tienen en sus voces) y se ganó una batalla. Con voces y acciones de unos cuantos se derrotó la decisión de los más adinerados del país. Ahora se necesitan más personas para la guerra y creo que la protesta contra la Barrick Gold tiene las suficientes personas como para estar seguros de que: al final de la guerra y luego de vociferar contra la injusticia y la corrupción habrá tiempo para una sonrisa, no será la sonrisa final, pero sí será el final apropiado para una sonrisa de parte del pueblo dominicano.


Le dedico un espacio a Espejitos por Oro, un cortometraje de José María Cabral, porque yo también protesto y, cuando ganemos, sonreiré.




“Cuando la voluntad del pueblo se une, no puede con ella, ni todo el cemento de la cementera, ni todo el oro de la barrick.”


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