jueves, septiembre 2

#15.b Sala de Emergencias

CAPÍTULO 2: Sólo Hay Que Cortarlo.

Desde que me siento veo que hay muchas personas en Emergencias. Y luego noto que son las personas más agradables del mundo, ahí me puse a hablar con ellos. Así somos los dominicanos, llegamos a cualquier sitio y somos el alma de la fiesta. Ese día me tocó a mí ser el alma de la fiesta en Emergencias. Lo sé, no es un trabajo difícil serlo.

Estaba yo ahí en la sala de espera, mi madre, mi tía, mi tobillo lastimado, los adultos que habían llevado a su abuelita y un muchacho con su madre al que le habían hecho algo.

¿Y a ti qué te pasó, muchacha? –Pregunta la nieta de la abuela.
Me caí de una escalera en mi universidad y me doblé el tobillo. –Respondo con una sonrisa de “qué se le va a hacer”.

Mira cómo ella ‘tá ahí, que se dobló el tobillo  y el muchacho de ahorita ‘taba llorando por un clavito. –Dice el nieto de la abuela.

Mira, aquí tú tienes que gritar para que te atiendan, porque sino no te hacen ni caso. –Dice la nieta de la abuela. Y yo me río aunque comenzaba a creer que era cierto.

Sí, mira, aquí ‘taba una carajita pequeñita que vinieron a quitarle unos puntos y eso fue “WAAAAAAAAAAA WAAAAAAAAAAAAAAAAAY WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY” desde que llegó ¡y salieron d’ella diunavé! Al final ‘taba la carajita que se quedó como “¿y ‘eto era?” –Dijo el nieto de la abuela y yo me craqueé de la risa.

No, mira, que te cuento también que ese muchacho llegó raja’o dando grito' también y lo atendieron de una vé. Así que la cosa es así aquí, si tú grita’ te atienden. Hahahaha. –Cuenta el nieto de la abuela y yo sigo riéndome muchísimo.

Seguimos hablando mientras que mi madre busca a una enfermera y, al fin, me atienden. Primera vez que no me dicen “esto no es Pediatría” cuando me ven y fue porque la enfermera me había tocado antes cuando me intoxiqué. Ella parece que recordaba aquella vez porque ni me preguntó, como los otros, por qué no me quejaba. Aquella vez pienso que fue la noche más divertida de sus días en Emergencias porque me le puse a hacer chistes sarcásticos del increíble dolor que sentía y a reírme. Pero eso ya es otra historia, de estómago, no de tobillo.

La enfermera me toca y, por supuesto, me duele por lo que mi “AAAY” es bastante sonoro y suena como un “AAAY” de niña de 2 años a la que le tocan un diente flojo. Silla de ruedas para mí, lo más divertido del mundo, hasta que llegué a Radiografía y tuve que bajarme, ayudada y sin apoyar el pie. Pero, eso sí, llegué con una sonrisa  y un tobillo malo y la mejor de las actitudes, saludé al tipo que toma las radiografías y, bueno, esa fue la conversación más divertida de la noche.

Una noche divertida, hahaha. –Digo yo, sonriendo.
Hahaha. A ver, el tobillo entonces. –Pregunta él.

Así es, él y yo como que no nos entendimos hoy, hehe. –Digo yo.

Hahaha. Mira, me dijeron que te vieron dándole patá’ al novio por ‘tá con la jeva esa. –Dice él y hace los movimientos de estar dándole a alguien en el piso. “Mira que te vi, ¿oí’te?” dramatiza él con voz fina y yo me río como nunca.

Hahahaha, sí, pero imagínate es que me tenía cansada. –Digo yo, aunque no tengo novio y no soy agresiva, pero quería mantener lo gracioso de su acto.

¡Pa’ la próxima dale con un bate, muchacha, no con tu pie! –Recomienda él y yo, por supuesto, sigo muriéndome de la risa, figurativamente, porque sólo me dolía cuando tenía que mantenerlo firme para la radiografía.

Hahahaha, tendré que comprarme uno. Es que no tenía ninguno, imagínate, pero mañana mismo lo compro. –Sigo yo.

Bueno, seguimos así y entre broma y broma vuelvo a sentarme en la mesa de radiografías, como estaba sentada antes de tomármelas. Abren la puerta de radiografías y por ahí pasa el Ortopeda que de casualidad había ido ese día porque no es su horario, pero veía una paciente. A su lado están mi madre y mi tía.

Tobillo. –Dice el Ortopeda, muy serio, y entra a la sala de radiografías.

Oh, oh ¿Lo sabía de verme de lejos o se lo dijeron? Hahaha –Pregunto yo.

Haha, no, me lo dijo un pajarito. –Responde él, menos serio.

Ah, porque si sólo lo supo cuando me vio créame que me quedo con usted como doctor por siempre. Haha. –Digo yo, sonriendo.

Hahahahaha. A ver qué tenemos. –Dice él, ya sonriendo y sosteniendo las radiografías.

Nada grave, algo pequeño. Eso se arregla en unos días nada más. Todo bien. –Digo yo, bromeando.

Sí, sólo hay que cortar la pierna y ya, nada del otro mundo. –Dice él muy serio y yo me río. La verdad, me encanta el sentido del humor de los médicos. Es ácido, pero gracioso, como yo.

No, eso es sólo un esguince de grado 2. Póngale una tobillera, mucho mucho mucho hielo, mucho reposo y con la pierna siempre arriba. –Dice él.

Yo he leído sobre eso, hay 5 grados, ¿no? Es cuando un ligamento se rompe, es feo. –Digo yo, creyéndome la que sabe mucho porque investigó antes de salir de su casa para Emergencias. Aunque me equivoqué, hay 3, no 5.

Así es, a ti un ligamento se te rompió parcialmente. La última es una en la que hay que cortar la pierna, sash. –Contesta él.

Hahahaha, pues qué bueno que es grado 2 y no el último grado. ¡Ha sido una noche estupenda hasta ahora! –Digo yo, sin nada de sarcasmo y con una sonrisa.
¿Anjá, una bonita noche? Mira qué bien, con tobillo malo y tó' Recuérdate de lo que te dije. –Dice el de las radiografías.

Bueno, agradecemos mucho al doctor y él se sale de Radiografías y me montan en la silla de ruedas de nuevo para llevarme a Recepción, la entrada de Emergencias. Ahí espero un poco más y los que están con la abuelita enferma, ésta vez una señora mayor que supongo es la hija de la abuelita enferma, me pone conversación.


{La historia es muy larga, así que será recortada por capítulos para evitar el aburrimiento del lector y el cerrado potencial de la ventana de internet antes de acabarse la historia. En otras palabras:}
Continuará...
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